martes, 13 de enero de 2009

Algunas preguntas sobre el capitalismo: con pocas respuestas.

De manera que sin saber siquiera cómo funciona bien a bien este sistema económico llamado el Capitalismo, sin saber tampoco si alguna de esas extrañas cifras del Wall Street, tan similar a una pizarra de fut ball americano, que se presentan como puntos arriba o puntos abajo, afectan a nuestro humilde consumo de apenas unos cientos de pesos al día (en un caso aceptable); sin saber qué cosa es el índice de precios y cotizaciones, etc. Nos ha tocado ver y presenciar el desplome de una economía mundial tapizada de errores de fulanos y sultanos, de cosas impredecibles según muchos economistas. La economía que presumía de requerir reajustes en todas partes del mundo, principalmente en los países pobres, resulta que se quebró. Razones hay muchas pero lo cierto es asistimos a un cambio de era (o eón) en el que la economía, para los afortunados que sobrevivan al colapso, no será la misma en los años venideros; lo peor del caso es que ni siquiera nos tocó vivir las maravillas de los programas del Consenso de Washington, las maravillas de la desregulación del mercado y de su absoluta liberación, del cierre de programas del estado tales como salud, educación, empleo, cultura, empresas, etc. por la sensacional manga ancha para el capital. Lo cual significa que quien tiene más capital puede hacer más cosas, puede regular, invertir y diseñar programas encaminados a ganar más capital. Siempre quedan preguntas, por ejemplo ¿por qué el estado rescata empresas? ¿no se trataba de liberarlas? o se liberan, pero si existe algún contratiempo ¿entonces ya no se liberan sino que se rescatan? ¿cómo funciona esa liberación? ¿el Estado qué papel tiene?
Hace algunos años que supe de los programas acerca de la educación en America Latina, dictados por el centro de poder mundial, y entonces entendí el porqué de la explosión de escuelas patito, perdón, quise decir privadas. Lo mismo sucedió con el “descuido” del estado por la salud y todos los servicios que se supone que la población paga con impuestos.
Así podemos llegar a la conclusión de que, ante la absurda razón de economistas y analistas financieros del porqué de la crisis mundial, los marxistas encabezados por Marx tenían razón, pues fue él mismo quien nos habría advertido que de en-poderarse el capital de los estados quedaba entonces todo a merced de aquél; -quien quiera puede ver acá las reververancias de aquellos profetas que advertían que servir a Mamón, Dios del dinero, exigiría un alto precio, entre otras cosas, ser sus esclavos-.
Marx tenía razón pero no por ser Marx sino por que sencillamente echó a andar su cerebro y se dejó de fantasías financieras. Razón tiene mi admirado Franz Hinkelammert cuando dice en su Asalto al poder mundial y violencia sagrada del imperio que “vivimos en una época mítica”. De tantos mitos, que en verdad creímos que con no pensar negativo sucederían cosas buenas; sintomático de esto es que hoy sea tan caro eso de cargarse de buenas vibras. En verdad creímos que buscando culpables entre los más miserables, acusándolos de ser necios y torpes para manear sus economías, de ser su propio cáncer que les impedía llegar a ser de primer mundo. De repente el capital polarizó el mundo convirtiéndolo en un gran monasterio, en una gran película de vaqueros: había buenos-buenos y malos-malos; los buenos no eran los pobres-pobres, a no ser para las notas de altruismo.
Hoy sabemos que cedieron los estados al encanto de tener un iPod, ó un iPhone, y fueron tras de él, con promesas electorales que enarbolaban el mensaje: ¡iPhone para todos! Y nosotros les creímos estúpidamente. Dejamos privatizar las pensiones, que cundieran las escuelas patito en lugar de crear mecanismos para que nuestras universidades se fortalecieran, mejoraran y ampliaran su plantilla. Dejamos que nos dijeran que todas las paraestatales estaban quebradas y urgía capital privado para revivirlas. Nosotros cooperamos con nuestro deseo de un iPhone. Somos víctimas y victimarios, cómplices de quienes nos acosan y hoy nos tiene en la lona.
Podemos gritar bien fuerte que nuestro deseo por la mercancías, deseo de poseer esto o aquello, es nuestra forma de cooperar con el capitalismo mundial. Un síntoma de esto es que los nuevos centros recreativos son los centros comerciales, donde las familias van a pasear para deleitarse la pupila mirando tantas cosas bonitas que provocan deseo, pero que contadas veces podrán comprar emparejándose a la velocidad con que desean.
Se quebró el capitalismo, no podrá seguir siendo lo que era el sistema económico mundial, pero dudo que cambiemos de actitud acerca del consumo y deseo de consumir, si esto sucediera la crisis tendría un sabor a error y no a tragedia.
Éstas son las fechas, o mejor dicho, los eventos en que notamos que la bursatilidad tiene que ver con nuestras vidas cotidianas y, además cuando recordamos que aquello que llamaban capitalismo si fue real y que nosotros lo vivimos.

Juan Luis.

Luz de la naciones

Hace algún tiempo me topé con una expresión escrita que me chocó. Encubierta por otros cientos de renglones estaba en condiciones de perderse de vista y ser olvidada sin embargo no, no se fue de mi mente ni se perdió entre tantos renglones e ideas varias.
La misma expresión dio lugar a varias reflexiones posteriores en torno a lo que se ha dado en llamar Filosofía de la historia, esa extraña mezcla de dos disciplinas que nos ayuda a entender cuál es nuestra postura, o cunado menos nuestra disposición respecto al devenir histórico, o lo que es lo mismo a las cosas que pasan y que hacemos que pasen en el mundo mundano, cotidiano y no tan cotidiano.
Las reflexiones de aquél entonces no me llevaron a nada nuevo, descubrí que los cristianos, o al menos la cultura cristiana en general tiene si no cierta empatía cierto, digámoslo así, <>, por lo que haga y deje de hacer la hoy nación que abandera a los que antes fueran víctimas de un escándalo histórico conocido como “holocausto”. El caso protestante es bien diferente. En tal caso podemos afirmar que no hay un desinterés, como en el promedio poblacional, sino un apoyo lleno de fe porque de ese pueblo salió el Redentor de la humanidad. Ni el desinterés ni la fe en Israel es gratuito, ya lo mostró muchas veces en gran pensador palestino Edward Said.
El punto es que hoy asistimos a una de las arbitrariedades más nefastas y escandalosas de entre aquellas con las que nos pudo haber recibido el 2009, o quizás debamos decir más atinadamente: lo más nefasta forma entre todas con las que pudimos haber recibido al 2009. No tiene caso mencionar que estoy hablando del genocidio que está siendo operado por Israel en Palestina y del que no se hace más que declarar: declara la ONU, declara México en su calidad de no sé qué de la ONU; declara la Unión Europea, declaran, declaran, declaran. Esperamos que los evangélicos no declaren porque eso sí sería algo pro EE.UU.
En fin, el punto es que mientras algunos me atiborran el e-mail con sus mensajes de año nuevo, de navidad, de un tono casi budista-transnacional extrasensorial y de un tono extramundano, nadie, nadie me ha mandado un correo sobre el tema del genocidio que se perpetra en Palestina.
No quiero sermonearlos compañeros, amigos y amigas, todos y todas muy queridos por mí, sólo pretendo que de perdida escribamos, o hagamos algún gesto ante lo atónitos que nos pueda dejar que alguien por enésima ocasión se levante con la sola justificación de ser el más fuerte y adjudicarse el derecho de matar, porque sí, porque dice que Dios está de su lado; con toda seguridad podemos saber que es el mismo Dios que está en el rezo “Dios Bendiga a América”. Dios ante el que tenemos la obligación de revelarnos aunque sabemos que vamos a perder. Pero debe saber él, como muchos otros dioses por ahí, que no confiamos en ellos, que no confiamos en él.

Ya termino, pero no me quiero retirar de esta máquina sin dejarles la frase que estaba en el libro que les comenté al principio, aquí la tienen: “que el Señor de la historia eligió a Israel como luz de la naciones.”

En espera de un sano intercambio de ideas.
Su amigo Juan Luis.

viernes, 30 de mayo de 2008

Video Documental Frontera Sur México




(Primera parte)

Meses antes se inició el trabajo de planeación. Recuperando contactos, renovándolos, iniciándolos, estudiando el tema pudimos en el mes de Julio del 2007 ponernos en marcha rumbo a la frontera sur de México, el objetivo: Realizar grabaciones para un video documental.

Fueron Días de viaje, no fue posible llagar en solo día, tuvimos que parar alguna noche para al día siguiente continuar. Pero eso no fue lo más complicado. Teníamos ante nosotros la escasez de presupuesto y sobre todo de experiencia. Así nos arriesgamos. Queríamos saber cómo era aquello que le llamaban frontera sur de México. Habíamos escuchado que era la frontera más peligrosa del mundo, donde la ilegalidad y la maldad reinaban. Eso nos inquietaba más aún. Nos preguntábamos ¿en realidad será lo que dicen? Ante nosotros estaba también otra pregunta propia, creo yo, de ser mexicanos y vivir en la capital del país ¿por qué se habla tanto de la frontera norte y no de la sur en los medios de comunicación nacionales? Sobre la frontera norte los noticieros abundan en dar a conocer las injusticias padecidas por los migrantes, además de la discriminación, etc. Pero de la frontera Sur nada. Apenas se oye que hay peligrosidad, que al sur sureste de nuestro país lo aqueja el desempleo, la pobreza, los posibles grupos armados y sobre todo lo aqueja, dicen, el EZLN. La pregunta volvía una y otra vez ¿qué es en su ser real la frontera sur?

Habíamos visto documentales durante mucho tiempo y aunque en realidad eran pocos, la mayoría se dedicaba a ver una cara muy mala de la migración. Es decir una cara donde sólo se aprecia los lados malos y tienden a ser amarillistas. Pensamos que el público al que iban dirigidos los documentales era la clase burguesa (para usar un término conocido) de diferentes países a quienes les gusta saber del tema, por eso que llaman piedad filial, de como sufren los tercermundistas en su miseria y explotación. Eso creíamos al principio. Migramos pues por más de veinticinco horas al sur de México, al norte de Guatemala. El viaje lo realizamos en un auto compacto propiedad de Enoc, responsable de la foto.

Estando ahí con algunos teléfonos y direcciones de correo electrónico nos hospedamos y tuvimos la primera entrevista la misma noche con Elodie, una chica francesa con perfecto español, que trabajaba en colaboración con Luis Flores de F.I.M. Sin ellos no hubiera sido posible este video.

Con limitaciones estuvimos más de diez días visitando localidades, tomando foto y filmando. La cámara estovo a cargo de Azeneth Farah, quien hizo un muy buen trabajo al igual que Enoc en la foto.

Los días fueron cortos pero intensos, pudimos entrar a Guatemala y obtener tomas de diferentes lugares y personas, los testimonios era algo importante para nosotros.

Así logramos tener más de diez horas de grabación efectiva, más de 500 fotografías y una experiencia que marcaría nuestras vidas para siempre.

Quién crea que un video pueda captar la realidad se equivoca; quien crea que un texto lo puede hacer se equivoca igual, tenemos cierto que nunca podremos captar la realidad en un video, sin embargo la edición tratará de dar cuenta de nuestra experiencia vivida.